El siniestro que sufrió la central nuclear nipona de Fukushima tras el terremoto y tsunami de 2011 sigue trayendo graves consecuencias. La radioactividad ha contaminado aire, mar y tierra a su alrededor, creando un segundo Chernobyl. Y el futuro no pinta mejor. La última decisión está siendo muy polémica: se ha decidido liberar al mar el agua subterránea contaminada de la planta.
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